lunes, 1 de febrero de 2016

Trilce - César Vallejo

El poeta.

Acerca de César Vallejo no diré nada. Acerca de su fama diré que es considerado el máximo poeta peruano, y está considerado entre los mejores de la lengua española. Sin embargo, esto es una mezquindad. César Vallejo es el máximo poeta de la lengua española. Ningún otro se acerca a sus alturas. Ningún otro a su inventiva originalidad. Su pasión, patetismo, su emoción. Ninguno se compara a César Vallejo porque César Vallejo es incomparable. Bueno, tal vez sea una exageración, porque sí es comparable con Homero, Shakespeare, Pound, Li Bai, Bashô, y Baudelaire. Ese es el calibre del poeta.

Peisa.

Acerca de la edición que conseguí de Trilce, la de Peisa a cargo de Marco Martos y Elsa Villanueva, diré que es excelente si no son especialistas en Vallejo (o sea, casi todos salvo unas diez personas en el mundo), porque en verdad me hubiera sido imposible leerlo sin las excelentes aclaraciones de la página izquierda, donde explican el significado de una gran cantidad de palabras que desconocía. En este sentido, el trabajo de Martos y Villanueva no solo es impecable, sino sensacional. Ahora, manos a la obra.

¡Significados a la izquierda!

Trilce es una obra abstrusa. Puedes leer cada poema varias veces y no entender absolutamente nada. A veces puedes llegar a dudar del idioma en que está escrito, o si de verdad sabes leer en español. Pero yo te invito, piérdete en el poema. Toma uno (o dos) y léelo con atención, léelo con mucho amor. Léelo. De nuevo. Otra vez. Otra más. Déjalo. Vuélvelo a leer. Piénsalo. Ten fe. Hay mucha verdad en cada uno de sus versos. Confía en el poeta. Nunca dudes - imposible, yo sé. Nunca dudes.

Comencemos.

          I 
Quién hace tanta bulla, y ni deja
testar las islas que van quedando. 
Un poco más de consideración
en cuanto será tarde, temprano,
y se aquilatará mejor
el guano, la simple calabrina tesórea
que brinda sin querer,
en el insular corazón,
salobre alcatraz, a cada hialóidea
                      grupada. 
Un poco más de consideración,
y el mantillo líquido, seis de la tarde,
               DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES 
Y la península párase
por la espalda, abozaleada, impertérrita
en la línea mortal del equilibrio.

Tengamos fe en Vallejo. Él quiere decirnos algo. Veamos.

Parece que no puede cagar tranquilo. Tal vez está preso. Un guardia pasea lentamente su garrote entre las barras de la celda. Un prisionero inoportuno le habla, tal vez. Se distrae, pero, ¿en qué pensaba? Creo que él pensaba en sus cagadas; es decir, en la serie de eventos que desembocaron en César Vallejo arrojado en una cárcel. Aquí no importa el tiempo: lo que es tarde puede ser temprano para inagotables días de lo mismo. Todo el tiempo es tuyo para pensar en tus cagadas. O así debería ser, ¿no? - bueno, parece que no es así. Pero afuera también está todo lleno de cagadas - me dirás. Hay un valor fundamental en repensar todas las cagadas de uno, de la misma forma en que el guano es valioso y útil en los campos, lejos de su sitio natural, porque, tal vez, para ser del mar, para no ser de esta tierra, hagan falta unas cagadas.

Toda esta verborrea acerca del poema se justifica en el hecho de que hay caca por todos lados: "testar las islas que van quedando", "la simple calabrina tesórea", "insular", "se aquilatará mejor el guano", "salobre alcatraz" (que es un ave guanera), "mantillo líquido".

Hay varias discusiones aquí. Veamos. Según Martos y Villanueva, calabrina tesórea tiene que ver con cable y con tesoro, respectivamente. Interpretación plausible para cualquiera que ha visto a un ave cagar y para cualquiera que sabe que el guano tuvo alguna vez muchísimo valor. Para Arrizabalaga, del cual leí un muy buen artículo en internet, la frase en realidad sería más próxima a cadaverina tesonera, es decir, un persistente olor a muerto. Igualmente plausible.

Por otra parte, "se aquilatará mejor el guano" es, para mí, la frase más importante del texto. Examinar, apreciar, analizar la caca. Valorizarla. Sopesarla. Hay un mundo afuera en el cual la gente paga por las cacas. Podemos encontrar una crítica estética en ese verso. Plausible. O podemos pensar que siente que en verdad la ha cagado, y necesita pensar en qué hizo mal. También plausible. Más plausible, para mí. Nuestro destino grande va de tumbo en tumbo, cagada tras cagada. Sólo nosotros podemos encontrarle algún valor. Así que hay que testarlas, hay que aquilatarlas. Ahí tiene algún sentido el "salobre alcatraz", si entendemos que salado en nuestra cultura puede ser tomado como de mala suerte (te están cagando encima). Hacia el final del poema pide un poco más de consideración con el cautivo: si no lo dejan meditar en sus cagadas, todo pierde su sentido, estar preso se convierte en la crueldad, porque el tiempo no pasa, pero te haces viejo. Y, me parece, llega a alguna conclusión.

También hay quien dice (disculpen la ausencia de referencia, no he encontrado la bibliografía respectiva) que en la cárcel en la que estaba Vallejo los hacían cagar en grupo y en fila, uno al lado del otro. Además, les hacían harta bulla para que caguen rápido. Esto explicaría mucho. Por ejemplo, el final, que ya no sería una conclusión de tipo epifánico, sino Vallejo relatando, con mucho dramatismo, el asomo de la caca, la misma que no llega a salir del todo por la dificultad que implica cagar parado ("línea mortal del equilibrio") y por toda la bulla que le hacen al pobre hombre. Así que se queda con toda la caca dentro. Nada aporta al mundo, ni su voz, ni sus poemas (que son una cagada). Así las cosas, tiene sentido que sea este el primero de todos los setenta y siete poemas que componen Trilce.

          V 
Grupo dicotiledón. Oberturan
desde él petreles, propensiones de trinidad,
finales que comienzan, ohs de ayes
creyérase avaloriados de heterogeneidad.
¡Grupo de los dos cotiledones! 
A ver. Aquello sea sin ser más.
A ver. No trascienda hacia afuera,
y piense en són de no ser escuchado,
y crome y no sea visto.
Y no glise en el gran colapso.
La creada voz rebélase y no quiere
ser malla, ni amor.
Los novios sean novios en eternidad.
Pues no deis 1, que resonará al infinito.
Y no deis 0, que callará tanto,
hasta despertar y poner de pie al 1. 
Ah grupo bicardiaco. 

Tengamos fe en Vallejo. Él quiere decirnos algo. Veamos.

"Propensiones de trinidad". "Grupo dicotiledón". "Oberturan desde él petreles". (KHÉ?!) Comencemos. "Grupo dicotiledón" me sugiere una íntima unidad de dos. "Propensiones de trinidad" que existe una tendencia del dos a convertirse en tres. Digamos, si haces el amor con tu mujer siempre está la posibilidad de convertirse en tres. "Oberturan desde él petreles". Esta estrofa es la apertura y, aunque aún no ha sucedido nada, siempre se presagia el final en el origen. El petrel es un ave que vuela sobre mar profundo y, más importante aún, se alimenta de huevecillos de peces, moluscos y crustáceos. "Finales que comienzan" me dice que todo lo que tenía que decir ya lo dijo después, en el inicio. Ya el resto del poema serán puros estertores del origen. "...ohs de ayes" me parece el verso más genial del español. Me sugiere unas viejas escandalizándose de algo - un aborto por favor, para que "los novios sean novios en eternidad".

"Aquello sea sin ser más", "piense en son de no ser escuchado", "y no glise en el gran colapso", "No trascienda hacia afuera". Todos estos versos expresan el deseo de que algo no vea la luz, de que no nazca, que no se haga público, que no sea traído a existencia. Sin embargo, ya es muy tarde. La voz existe y se rebela contra el poeta. Ya es imposible negarle la existencia. Pero no quiere existir de cualquier modo: no quiere ser lo que separa, ni tampoco lo que junta. Es inevitable. Inacallable. Si das uno, no parará de resonar. Si das cero, callará tanto que a causa del silencio se despertará y pondrá de pie el uno. Si no es en esta preñez será en la siguiente, pero volverá la voz en medio del silencio. Porque nunca dejaremos de hacernos el amor. Porque nunca dejaremos de hacernos el amor hasta la muerte. Porque nunca dejaremos de hacernos el amor ante la muerte.

O tal vez todo esto sea una alegoría de lo difícil que le resultó la publicación de Trilce, en un plano personal. Porque todos los poemas son básicamente el poeta mirándose al ombligo. Nunca piensa en un lector, nunca en un oyente. No existe un público en Trilce. El poeta escribe únicamente para si mismo. En este caso, el idilio es entre el poeta y Trilce. Pero el poemario se rebela y exige ser puesto en la mitad del mundo. El tercero es el mundo, o el público, más específicamente. Todo lo dicho en Trilce fue pensado en son de no ser escuchado. Pero, nuevamente, sobreviene lo inevitable. Porque la poesía existe, la poesía es. Y hay que saber dejarla ir. Porque todo cambia cuando nace un hijo.

Finalmente, mucho he dicho que el poema puede decir esto o esto otro; sin embargo, en un poema, se dicen todas las posibilidades. Yo solamente digo: "miren, esto es lo que entiendo yo de estos textos, tras leer cada uno más de cien veces. No sé si es la verdad, si Vallejo quiso decir eso y no lo otro, pero esto es lo que vislumbré en su poesía". Y justamente creo que es ahí donde reside la potencia última de la poesía. En decirlo todo, absolutamente todo. A la vez.

jueves, 3 de diciembre de 2015

El Yelmo Verde & Otros Poemas - William Butler Yeats

Willy.
Yeats es un poeta (dicen) muy importante para el siglo XX. Y digo dicen porque en verdad no sé nada de historia de la poesía universal; solo sé de poemarios que me gustan y de los pocos poetas que he leído. Bueno, el caso es que Yeats escribe muy, muy bien. Me gusta la forma tan natural en que discurren sus versos y, en el caso de este poemario, sus rimas. Viniendo de mi es bastante decir que soporte una rima, más aún que me agraden, las rimas suelen erizarme los pelos de la repulsión. Aquí fue todo lo contrario, salvo en algunos poemas, donde sí se me hicieron insoportables.

La flaquita en cuestión.
Es importante mencinar que Yeats, muy joven, se enamoró de Maud Gonne, una chica revolucionaria que abrazaba con todo su espíritu la causa independentista irlandesa. Se dice el amor por Maud llevo a nuestro gilazo autor hacia la causa independentista. Maud lo rechazó mil veces y se terminó casando con otro tipo, lo cual lo hirió de forma nauseabunda. Luego Maud se divorció y, al parecer, tuvieron un choque y fuga. Lamentablemente para Yeats, el amor no prosperó y ahí no más quedó. Lo interesante de este relato morboso de la intimidad de Yeats es que nos brinda unas pocas luces sobre sus poemas más íntimos, como A Women Homer Sung, o Down by the Salley Gardens (ambos mis favoritos del poemario). Suelen ser citados como cumbres del poemario The Second Coming, Words, y Reconciliation.
¡Buena serie en formato bilingüe!
Por último, hago hincapié en la necesidad de leer todo, en la medida de lo posible, en idioma original. Yo solo sé español e inglés, lo cual es poco en realidad, mas afortunadamente ambas lenguas tienen tradiciones poéticas importantísimas, a las que solo se comparan las tradiciones del francés y el chino, creo. En el caso de la poesía, leer en idioma original es vital, tan importante que les recomendaría evitar cualquier lectura poética que no se encuentre, al menos, en un formato bilingüe (entendiendo que se traduce hacia nuestro idioma natal). Personalmente, me gustan mucho las ediciones bilingües porque me gusta ver la batalla que planta el traductor a los idiomas, como toma lo que puede de ambos, como lo trasvasa y como sufre ante la imposibilidad. Me parece que observar este combate es muy instructivo y revelador. El traductor de The Green Helmet realiza este trabajo con mucho amor y esmero, y sufre hondamente ante la cantidad de significados que se escurren entre sus palabras. Sí, Yeats hace uso de una cantidad inmensa de símbolos, juegos de palabras, y rimas, todos intraducibles. Por esto, recomiendo no leer El Yelmo Verde & Otros Poemas, sino The Green Helmet & Other Poems, con lo que obtendrán una grata sorpresa.

A Woman Homer Sung
If any man drew near
When I was young,
I thought, "He holds her dear",
And shook with hate and fear.
But oh, 'twas wrong
If he could pass her by
With an indifferent eye. 
Whereon I wrote and wrought,
And now, being gray,
I dream that I have brought
To such a pitch my thought
That coming time can say,
"He shadowed in a glass
What thing her body was". 
For she had fiery blood
When I was young,
And trod so sweetly proud
As 'twere upon a cloud,
A woman Homer sung
That life and letters now seem
But an heroic dream.

Down by the Salley Gardens
Down by the salley gardens my love and I did meet;
She passed the salley gardens with little snow-white feet.
She bid me take love easy, as the leaves grow on the tree;
But I, being young and foolish, with her would not agree. 
In a field by the river my love and I did stand,
And on my leaning shoulder she laid her snow-white hand.
She bid me take life easy, as the grass grows on the weirs;
But I was young and foolish, and now am full of tears.

martes, 1 de diciembre de 2015

El viejo y la mar - Ernest Hemingway

Un loquillo.
Ernest Hemingway era un loco. Escribía increíblemente bien. Todo esto ya se ha dicho: manejaba una ambulancia en la gran guerra, vivió en París como corresponsal de un diario gringo, se hizo broder con la gentita gringa de París (Stein, Joyce, Pound, Fitzgerald), estuvo metiendo las narices en la guerra civil española y la segunda guerra mundial; le vacilaba la pesca, los toros, y la caza. También dicen que era un patán. Me gustó mucho Fiesta (a la cual espero dedicarle algún otro post). Aún no he leído "Adiós a las armas" ni "Por quién doblan las campanas". Creo que en casa tengo un libro con todos los cuentos en inglés de Hemingway. Aún ni lo he tocado.

¡Léanlo en idioma original!
Varios amigos me dijeron que leyeron "El viejo y la mar" (erróneamente traducido como "El viejo y el mar", tal vez para evocar la repetición del "the" del título en inglés "The Old Man and the Sea") en el colegio. Es, después de todo, una lectura bastante sencilla. Pero, al igual que en Fiesta y en varios de sus cuentos, la parte más importante de la narración es aquella que no está en el texto. Los silencios, el cambio abrupto de la atención. La empatía que generan los personajes cuando pasan por pequeñas situaciones que nosotros también hemos vivido. Ahí detiene Hemingway la descripción, dejando un vacío muy bien contorneado en medio de la narrativa. No importa tanto si se inspiró en los pescadores del norte del Perú, o si ambientó la historia en Cuba, lugar con el que estaba familiarizado; no importan las edades de Santiago y Manolín, no importa el tamaño del merlín, tampoco los pensamientos y recuerdos del viejo. Lo que importa son los silencios de Hemingway, los puntos en los que redirige nuestra atención. Permite que eroguemos lenta y viscosamente, un sentido íntimo por alguno de los orificios de esa vasija vacía que nos deja en medio de la mesa. Que le dejemos tomar aire por el rato que queramos y brindemos luego. Tras beberlo ya pasamos a otra cosa.

viernes, 27 de marzo de 2015

Se inicia un camino sin saberlo - Diego Alonso Sánchez.

Diego Alonso Sánchez. Ídolo.
Diego Alonso Sánchez (1981) es un poeta limeño que estudió en San Marcos y ahí formó parte del grupo Sociedad Elefante (grupo dedicado a la creación literaria; primera vez que escucho de ellos :s). A los diecinueve años se convirtió en padre de Mitsuya Nicolás, fuente inagotable, origen y destino de sus poesías. Publicó en el 2002 una plaqueta titulada 'Mitsuya Nicolás y otros poemas' (publicado por Sociedad Elefante); en el 2009 el poemario titulado 'Por el pequeño sendero interior de Matsuo Bashô' (publicado por Lustra Editores). Aún no he logrado conseguir ninguno de los dos, de modo que, si alguno de ustedes los encuentra por algún sitio, ¡me avisa!

¡El poemario!
'Se inicia un camino sin saberlo' es el poemario ganador del Premio José Watanabe Varas del 2013, premio que alterna cada año de categoría entre poesía y cuento, de la Asociación Peruano Japonesa (APJ). El fondo editorial de la APJ realizó un excelente trabajo en la edición del libro, cuidando mucho detalles como la nitidez de las imágenes presentadas, la vivacidad de los colores, la textura del papel, etc. Las acuarelas a cargo de Nobue Kondo (no conocía nada de la artista) son sumamente apropiadas.

Reflexión heideggeriana del día. Leer después de un café.
El poemario es, a mi juicio, desaforadamente genial. Sencillez e intimidad. Dulce afluente de naturalezas orientales. Me da la sensación que es intención del poemario responder la pregunta personal fundamental: ¿cómo fui?. Esta pregunta nos anticipa a lo seguro (nuestra propia muerte) e instantáneamente nos remite al pasado, a nuestro origen, a la forma en que hemos sido, hasta llegar al presente, donde nos empuja hacia el qué del hacer y ahí definimos nuestro ¿cómo fui? restante, por decirlo de alguna manera. Así es como se abre el tiempo: a partir de la anticipación nace el futuro y, a través de este, experimentamos el pasado y el ahora. Una posibilidad de este duro auto examen es la tercerización respecto de uno mismo, la observancia de nuestro pasado y nuestro futuro a través de la mirada del deseo del ahora. La respuesta al ¿cómo fui? que presenta Diego Alonso Sánchez es la de haber sido maestro y guía hacia la adultez de Mitsuya, atesorando la genuina y tierna ilusión de ser un maestro tal que eleve a su discípulo por encima de si, superándole. Una ilusión adicional, de padre, que se refleja en el epígrafe (¡al cual siempre hay que volver tras finalizar un libro!) es la de la visita (no la vuelta) a casa.

Libélulas (verano). Acuarela de Nobue Kondo.
Hasta donde me da el escaso conocimiento que tengo, toma prestadas dos formas poéticas: el sho-waka (diálogo poético) y el haibun (prosa acompañada de un haiku o alguna otra forma relativamente corta de poesía). La forma del sho-waka es tomada para la forma en que se desarrolla el poemario con la finalidad de exhibir en toda su hermosura la relación de cariño y respeto entre discípulo y maestro (aunque no es estrictamente sho-waka, a diferencia de Hachisu no Tsuyu, pues no hay dos personas en auténtica correspondencia). La forma del haibun, por otra parte, es generalmente usada para narrar sucesos que le ocurren a uno mismo, en diarios de viaje (como en Oku no Hosomichi), en autobiografías. Lo peculiar de este 'Se inicia un camino sin saberlo' es que su haibun está narrado en tercera persona, aunque creo haber aproximado la razón de la elección del haibun y la tercera persona en la forma de la respuesta al ¿cómo fui?.

'Se inicia un camino sin saberlo'.
¡No dejen de leer este increíble poemario por ningún motivo! A modo de teaser, compartiré los primeros dos poemas (ambos son de mis favoritos, ¡pero mi absoluto favorito se encuentra aún más adelante!):

1
Es el primer día del año. El maestro, inmerso en su jardín durante las primeras horas de la mañana, toma un descanso; decide escribir un mensaje a su joven discípulo:
Amanece bajo el sol del Año Nuevo
y la serpiente que mora
en nuestro interior
abre los ojos para disipar la bruma.
Se inicia un camino sin saberlo.

2
Han transcurrido pocos días desde el Año Nuevo. Por las mañanas es una risa fresca, unos pasos ligeros, un silbido el que palpita sobre la grama y los arbustos, sobre todas las estancias de la casa. Una de aquellas tardes, el aprendiz se anima a responder al mensaje de su maestro; con mano firme traza estas palabras:
Cuando el pez está en el océano,
el océano es infinito.
Cuando el ave está en el cielo,
el cielo es infinito.
Cada paso es una empresa arriesgada.

miércoles, 18 de marzo de 2015

El rocío del loto - Ryôkan y Teishin.

El maestro Ryôkan.

Ryôkan fue, desde muy joven, un monje budista en el Japón de finales del siglo XVIII, famoso por sus composiciones poéticas, a pesar de no haber tenido una educación formal en esta, ni ser su principal ocupación. El rocío del loto ('Hachisu no tsuyu') es un imprescindible diálogo poético entre Teishin, una joven monja, y Ryôkan, ahora un viejo monje. Las composiciones dan cuenta de un amor sublime: lejos de un anciano maestro y una joven discípula; más cerca de una amistad perfecta. Teishin sobrevive al anciano maestro. Con cariño recopila algunos poemas que compartieron y realiza un cálido prólogo al libro que dieron forma. A continuación un fragmento del prólogo de Teishin:

Fue una pena ver sus poemas esparcidos, desaparecidos y olvidados por la gente. Después de una larga búsqueda, visitando muchos lugares, tuve la oportunidad de recopilar los poemas de Ryôkan que estuvieron a mi alcance. Estos fueron los poemas que intercambiamos durante algún tiempo mientras yo le visitaba en su cabaña. Mi intención no sólo fue guardarlos como recuerdo, sino también poder corresponderle con mi gratitud, leyéndolos cada mañana y cada noche, recordando el pasado.
La edición que conseguí.

Un detalle que se pierde en la edición de Hiperión, que fue la que alcancé a conseguir, es que, aunque tiene los poemas en español y en idioma original, el japonés está en romaji (caracteres romanos) y no en kanji (caligrafía china). Este "detalle menor" resulta importantísimo si se tiene en cuenta que Ryôkan fue también famoso por la belleza de su caligrafía, la cual es, en oriente, un arte por sí misma. Salvo por esto, el diálogo poético derrocha candidez, nobleza, amor, sinceridad y altura. Recomiendo encarecidamente su lectura a todos (¡todos!), pero especialmente a todo aquel que sienta un cariño especial por las culturas del oriente. Con el ánimo de invitarlos a su lectura, escogí (arbitrariamente) algunos de los poemas que considero bellísimos (¡pero no todos, para que lo busquen y lo lean!).

El contexto de este poema y su respuesta es la partida de Teishin tras una estancia de una estación junto al maestro:

De vuelta a casa:
Aunque me marcho,
recorreré otra vez el camino
flanqueado de hierba,
senda, senda adelante.
Teishin

Su respuesta:
Regresa pronto
si mi humilde cabaña
no te disgusta;
entre plantas en flor
con rocío, ven, ven.
El Maestro.
¡Regresa pronto!

Teishin demora en su regreso, mas la correspondencia poética continúa. Tras otra estación sin verle, y habiendo recibido tristes poemas propios del invierno, el maestro desespera:

Más que en el mundo
joyas y alhajas todas
y el oro todo,
que con la primavera
lleguen noticias tuyas.
El Maestro.

Teishin ha prometido viajar a verle apenas reverbere por los ríos primavera; pero esta se hace esperar. Ambos hacen de la situación una oportunidad para la reflexión de lo inmenso, lo permanente, lo inevitable:

El viento tibio
derrite en la montaña
la nieve, pero
entre las rocas sigue
estancado el arroyo.
Teishin

Su respuesta:
Si en la montaña
se derrite la nieve,
¿crees que el agua
estancada no va
a seguir su curso?
El Maestro.

martes, 17 de marzo de 2015

Senda hacia la tierra honda - Matsuo Bashô.

El jaiku es una forma de poesía originaria del Japón que tiene como característica principal su brevedad (diecisiete moras en total en el estilo clásico - si no sabes qué es una mora lingüística, ¡busca!). Se caracteriza también por la yuxtaposición de imágenes, usualmente de la naturaleza, y el uso de palabras que hagan referencia a una estación del año (o el solo uso de iconogramas que refieran a una estación). En Japón se suele llamar a Matsuo Bashô, Yosa Buson, Kobayashi Issa, y Masaoka Shiki, los grandes maestros del jaiku.

El gran maestro, Bashô.
Senda hacia la tierra honda ('Oku no hosomichi') es el diario poético de Bashô, inspirado en su peregrinaje hacia el norte del Japón, a través de un camino que, tras la difusión póstuma de la obra, muchas personas han seguido con la intención de vislumbrar un eco de poesía. 'Oku no hosomichi' es usualmente catalogada su mejor obra. En español resaltan dos traducciones: (1) 'Senda de Oku', traducida en conjunto por Octavio Paz (que no sabía japonés) y Hayashiya Eikichi (que sí sabía japonés) en 1978, y (2) 'Senda hacia tierras hondas', traducida en 1993 por Antonio Cabezas, quien fue uno de los máximos especialistas en cultura japonesa y defensor apasionado del 'jaiku' para el español, en oposición a 'haiku'.

Yo conseguí la quinta edición de la segunda traducción, que incluso tiene una justificación de su existencia (dado el trabajo previo del gran Octavio Paz): señala el por qué de su superioridad frente a la versión de Paz, principalmente el conocimiento del japonés por parte del traductor y los nuevos estudios realizados sobre Bashô en el transcurso de quince años, y menciona datos interesantes sobre la lírica Bashô y detalles del viaje. Tras ese prólogo informativo me sentí más confiado.

La traducción de Antonio Cabezas.
Las entradas del diario consisten en pequeñas narraciones que describen bellamente circunstancias puntuales del viaje; por ejemplo, el par de días que pasaron en la casa de un mercader de Edo, el cruce de algún río, el magnífico panorama de Matsushima, o el final de su viaje y la separación del camino que habían compartido con Sora a lo largo de meses. Cada entrada contiene, generalmente, al menos un jaiku. Varios jaikus que encontramos a lo largo del diario son, en mi opinión, cumbres de belleza, creaciones perfectas, como la naturaleza. Con el fin de que se animen a leerlo y con el cuidado de no arruinarles el viaje, únicamente les compartiré la segunda entrada del diario (una de mis favoritas), en la cual Bashô narra su partida:

El séptimo día del último tercio de marzo, pálido por la neblina el cielo de la alborada, la luna en menguante y con luz debilísima, cuando se vislumbra apenas la cumbre del Fuji, empecé a angustiarme pensando en si volvería o no a ver las copas de los cerezos floridos de Ueno y Yanaka.
Todos los íntimos se habían reunido la víspera y nos acompañaron en el barco. Cuando desembarcamos en un lugar llamado Senju, pensé en las tres mil leguas de trayecto que me esperaban y se me llenó el corazón de congoja, derramando lágrimas de despedida antes de lanzarme a confines fantasmales.
Se va la primavera.
Lloran las aves, son lágrimas
los ojos de los peces.
Hice de este poema el comienzo de mi viaje, pero la verdad es que apenas podía dar un paso adelante. Los amigos se alinearon en la ruta y parecían querer despedirnos hasta que nuestras espaldas desaparecieran de su vista.

martes, 10 de marzo de 2015

Cuaderno: Aristóteles. Metafísica - Luis Hernández.

Luis Hernández
Luis Hernández es uno de mis héroes de la poesía. Amo leer sus poemas. Platón, que es muy sensible a la poesía, disfruta cada vez que le recito sus poemas sentados sobre una alfombra amarilla, a la sombra de una tipa que florece en los albores del verano.
Platón disfrutando un poema de Luis Hernández.

Digo todo esto sin haber leído la recopilación extensiva que Yerovi hizo de su obra en la segunda edición de Vox Horrísona (edición ahora inhallable). Lo único que he leído de Luis Hernández son algunos cuadernos recuperados y colgados en la Colección Especial de la PUCP en internet, la breve antología realizada por Mirko Lauer, también titulada Vox Horrísona (que tuvo una edición reciente gracias a PetroPerú; la reseñaré en otro momento), y este cuaderno que encontré un día en la librería Inestable (esa que está al ladito de Pollos Piers) por el módico precio de ocho nuevos soles. La edición es muy mala; sin embargo, se resalta el coraje de editar y publicar un cuaderno de Luis Hernández, que tienen muy poca nula difusión entre el público en general.

La edición en cuestión
El cuaderno comienza con una cita:
Todos los hombres tienen
naturalmente el deseo
de saber.
Aristóteles. Metafísica 
cita también a Percy Shelley (recordemos que Luis Hernández es el maestro de las citas a modo de epígrafe, no sintético, sino iniciador del sentido, como si fuera el umbral a través del cual accedemos a la atmósfera del poema que visitaremos):

I love you! -Listen, o
embodied Ray
of the great Brightness
Percy Shelley

y el primer poema del cuaderno:

... pero sé
del instante
en que ha
de surgir la dicha:
no conozco
de ti sino la sombra
conque besas
al Tiempo
no conozco
de ti sino
la flor alada
porque de tus labios
a tu cuerpo
no conozco
sino el estruendo.

Este poema es el más importante de este cuaderno por la sencilla razón de que (uno se da cuenta de esto cuando leyó el cuaderno completo) desnuda el motivo en torno al cual gira el cuerpo del cuaderno casi en su totalidad: (auto-) referencia y repetición. Este poema reaparece con ligera variación en Tercera Elegía e incluso traducido al inglés en Urania. Después aparece un pequeño poema:

Je me souviens encore
Mandolina:
Yo me recuerdo aún
Cuando el sol
Era en tus ojos
 que también reaparece traducido al inglés en un pasaje de Urania:

Mandolina
Je me souviens encore
When the sun
Was in your eyes
And through
your eyes
to your heart
(fragmento de Urania)

y así, ese pequeño (y brevísimo) cuaderno está plagado de (auto-) referencias, unas más obvias que otras, pero que definitivamente disfrutamos cuando les descubrimos y vibramos con los ecos de su abolengo, como con la referencia (con minúsculas variaciones en la puntuación y la continuidad de la frase) a Ezra Pound, manuscrita en griego:
 Oh bright Apollo!
 τιν' άνδρα   τιν' ήρωα 
 τίνα θεόν
 (Por cierto, en la edición ponen "Oh light Apollo", cosa que asumo errada, aunque con los poetas de la generación del sesenta uno nunca sabe, porque tenían bastantes faltas en la ortografía del inglés).
Un poquito de Urania, para que les pique el bicho

Tenemos varios otros hermosos ejemplos de repetición y referencia en el cuaderno, por ejemplo,  Chanson D'amour, De nouveau l'Alouette, Erato y, por supuesto, Urania (¡googlea!). El cuaderno concluye con Elogio de la Medicina, que es un poema tras el cual es difícil recobrar el aliento (¡búsquenlo!), y Autobiografía al estilo de Pérez Galdós, una cosa muy refrescante y divertida, pues nos pone en contacto directo y sin escalas con nuestros dieciséis años.

Elogio de la Medicina

El cuaderno Aristóteles. Metafísica termina ahí; sin embargo, esta pequeña edición tiene un hermoso tesoro que regala a modo de Otros Escritos. Dos breves poemas (ambos titulados Poema de Navidad), tres breves relatos, entre los que resalto Alexander Scriabin: Concierto en Fa, Op.20 (¡léanlo!) y el que es, para mi, el más bello poema de Luchito Hernández:

Lo mejor que siempre
me sucedió
fue haberte conocido.
Lo único que me sucedió
fue conocerte
lo mejor que me sucedió
yo lo recuerdo
con melancolía
francamente extraordinaria
junto a las casetas
al borde del mar.
This funny book
resembles
many different
places of my life
lo mejor que me
sucedió fue el
conocerte
lo único que me
sucedió.

Hermosura <3
Sé que este pequeño libro es una joya inhallable (razón por la que no pude resistirme a poner este último poema), pero, lo que sea que vean que tiene a Luis Hernández Camarero como autor, ¡cómprenlo! y aún más importante, ¡compártanlo!

Un tipo cool