El maestro Ryôkan. |
Ryôkan fue, desde muy joven, un monje budista en el Japón de finales del siglo XVIII, famoso por sus composiciones poéticas, a pesar de no haber tenido una educación formal en esta, ni ser su principal ocupación. El rocío del loto ('Hachisu no tsuyu') es un imprescindible diálogo poético entre Teishin, una joven monja, y Ryôkan, ahora un viejo monje. Las composiciones dan cuenta de un amor sublime: lejos de un anciano maestro y una joven discípula; más cerca de una amistad perfecta. Teishin sobrevive al anciano maestro. Con cariño recopila algunos poemas que compartieron y realiza un cálido prólogo al libro que dieron forma. A continuación un fragmento del prólogo de Teishin:
Fue una pena ver sus poemas esparcidos, desaparecidos y olvidados por la gente. Después de una larga búsqueda, visitando muchos lugares, tuve la oportunidad de recopilar los poemas de Ryôkan que estuvieron a mi alcance. Estos fueron los poemas que intercambiamos durante algún tiempo mientras yo le visitaba en su cabaña. Mi intención no sólo fue guardarlos como recuerdo, sino también poder corresponderle con mi gratitud, leyéndolos cada mañana y cada noche, recordando el pasado.
La edición que conseguí. |
Un detalle que se pierde en la edición de Hiperión, que fue la que alcancé a conseguir, es que, aunque tiene los poemas en español y en idioma original, el japonés está en romaji (caracteres romanos) y no en kanji (caligrafía china). Este "detalle menor" resulta importantísimo si se tiene en cuenta que Ryôkan fue también famoso por la belleza de su caligrafía, la cual es, en oriente, un arte por sí misma. Salvo por esto, el diálogo poético derrocha candidez, nobleza, amor, sinceridad y altura. Recomiendo encarecidamente su lectura a todos (¡todos!), pero especialmente a todo aquel que sienta un cariño especial por las culturas del oriente. Con el ánimo de invitarlos a su lectura, escogí (arbitrariamente) algunos de los poemas que considero bellísimos (¡pero no todos, para que lo busquen y lo lean!).
El contexto de este poema y su respuesta es la partida de Teishin tras una estancia de una estación junto al maestro:
De vuelta a casa:
Aunque me marcho,
recorreré otra vez el camino
flanqueado de hierba,
senda, senda adelante.
Teishin
Su respuesta:
Regresa pronto
si mi humilde cabaña
no te disgusta;
entre plantas en flor
con rocío, ven, ven.
El Maestro.
¡Regresa pronto! |
Teishin demora en su regreso, mas la correspondencia poética continúa. Tras otra estación sin verle, y habiendo recibido tristes poemas propios del invierno, el maestro desespera:
Más que en el mundo
joyas y alhajas todas
y el oro todo,
que con la primavera
lleguen noticias tuyas.
El Maestro.
Teishin ha prometido viajar a verle apenas reverbere por los ríos primavera; pero esta se hace esperar. Ambos hacen de la situación una oportunidad para la reflexión de lo inmenso, lo permanente, lo inevitable:
El viento tibio
derrite en la montaña
la nieve, pero
entre las rocas sigue
estancado el arroyo.
Teishin
Su respuesta:
Si en la montaña
se derrite la nieve,
¿crees que el agua
estancada no va
a seguir su curso?
El Maestro.
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