jueves, 3 de diciembre de 2015

El Yelmo Verde & Otros Poemas - William Butler Yeats

Willy.
Yeats es un poeta (dicen) muy importante para el siglo XX. Y digo dicen porque en verdad no sé nada de historia de la poesía universal; solo sé de poemarios que me gustan y de los pocos poetas que he leído. Bueno, el caso es que Yeats escribe muy, muy bien. Me gusta la forma tan natural en que discurren sus versos y, en el caso de este poemario, sus rimas. Viniendo de mi es bastante decir que soporte una rima, más aún que me agraden, las rimas suelen erizarme los pelos de la repulsión. Aquí fue todo lo contrario, salvo en algunos poemas, donde sí se me hicieron insoportables.

La flaquita en cuestión.
Es importante mencinar que Yeats, muy joven, se enamoró de Maud Gonne, una chica revolucionaria que abrazaba con todo su espíritu la causa independentista irlandesa. Se dice el amor por Maud llevo a nuestro gilazo autor hacia la causa independentista. Maud lo rechazó mil veces y se terminó casando con otro tipo, lo cual lo hirió de forma nauseabunda. Luego Maud se divorció y, al parecer, tuvieron un choque y fuga. Lamentablemente para Yeats, el amor no prosperó y ahí no más quedó. Lo interesante de este relato morboso de la intimidad de Yeats es que nos brinda unas pocas luces sobre sus poemas más íntimos, como A Women Homer Sung, o Down by the Salley Gardens (ambos mis favoritos del poemario). Suelen ser citados como cumbres del poemario The Second Coming, Words, y Reconciliation.
¡Buena serie en formato bilingüe!
Por último, hago hincapié en la necesidad de leer todo, en la medida de lo posible, en idioma original. Yo solo sé español e inglés, lo cual es poco en realidad, mas afortunadamente ambas lenguas tienen tradiciones poéticas importantísimas, a las que solo se comparan las tradiciones del francés y el chino, creo. En el caso de la poesía, leer en idioma original es vital, tan importante que les recomendaría evitar cualquier lectura poética que no se encuentre, al menos, en un formato bilingüe (entendiendo que se traduce hacia nuestro idioma natal). Personalmente, me gustan mucho las ediciones bilingües porque me gusta ver la batalla que planta el traductor a los idiomas, como toma lo que puede de ambos, como lo trasvasa y como sufre ante la imposibilidad. Me parece que observar este combate es muy instructivo y revelador. El traductor de The Green Helmet realiza este trabajo con mucho amor y esmero, y sufre hondamente ante la cantidad de significados que se escurren entre sus palabras. Sí, Yeats hace uso de una cantidad inmensa de símbolos, juegos de palabras, y rimas, todos intraducibles. Por esto, recomiendo no leer El Yelmo Verde & Otros Poemas, sino The Green Helmet & Other Poems, con lo que obtendrán una grata sorpresa.

A Woman Homer Sung
If any man drew near
When I was young,
I thought, "He holds her dear",
And shook with hate and fear.
But oh, 'twas wrong
If he could pass her by
With an indifferent eye. 
Whereon I wrote and wrought,
And now, being gray,
I dream that I have brought
To such a pitch my thought
That coming time can say,
"He shadowed in a glass
What thing her body was". 
For she had fiery blood
When I was young,
And trod so sweetly proud
As 'twere upon a cloud,
A woman Homer sung
That life and letters now seem
But an heroic dream.

Down by the Salley Gardens
Down by the salley gardens my love and I did meet;
She passed the salley gardens with little snow-white feet.
She bid me take love easy, as the leaves grow on the tree;
But I, being young and foolish, with her would not agree. 
In a field by the river my love and I did stand,
And on my leaning shoulder she laid her snow-white hand.
She bid me take life easy, as the grass grows on the weirs;
But I was young and foolish, and now am full of tears.

martes, 1 de diciembre de 2015

El viejo y la mar - Ernest Hemingway

Un loquillo.
Ernest Hemingway era un loco. Escribía increíblemente bien. Todo esto ya se ha dicho: manejaba una ambulancia en la gran guerra, vivió en París como corresponsal de un diario gringo, se hizo broder con la gentita gringa de París (Stein, Joyce, Pound, Fitzgerald), estuvo metiendo las narices en la guerra civil española y la segunda guerra mundial; le vacilaba la pesca, los toros, y la caza. También dicen que era un patán. Me gustó mucho Fiesta (a la cual espero dedicarle algún otro post). Aún no he leído "Adiós a las armas" ni "Por quién doblan las campanas". Creo que en casa tengo un libro con todos los cuentos en inglés de Hemingway. Aún ni lo he tocado.

¡Léanlo en idioma original!
Varios amigos me dijeron que leyeron "El viejo y la mar" (erróneamente traducido como "El viejo y el mar", tal vez para evocar la repetición del "the" del título en inglés "The Old Man and the Sea") en el colegio. Es, después de todo, una lectura bastante sencilla. Pero, al igual que en Fiesta y en varios de sus cuentos, la parte más importante de la narración es aquella que no está en el texto. Los silencios, el cambio abrupto de la atención. La empatía que generan los personajes cuando pasan por pequeñas situaciones que nosotros también hemos vivido. Ahí detiene Hemingway la descripción, dejando un vacío muy bien contorneado en medio de la narrativa. No importa tanto si se inspiró en los pescadores del norte del Perú, o si ambientó la historia en Cuba, lugar con el que estaba familiarizado; no importan las edades de Santiago y Manolín, no importa el tamaño del merlín, tampoco los pensamientos y recuerdos del viejo. Lo que importa son los silencios de Hemingway, los puntos en los que redirige nuestra atención. Permite que eroguemos lenta y viscosamente, un sentido íntimo por alguno de los orificios de esa vasija vacía que nos deja en medio de la mesa. Que le dejemos tomar aire por el rato que queramos y brindemos luego. Tras beberlo ya pasamos a otra cosa.