lunes, 1 de febrero de 2016

Trilce - César Vallejo

El poeta.

Acerca de César Vallejo no diré nada. Acerca de su fama diré que es considerado el máximo poeta peruano, y está considerado entre los mejores de la lengua española. Sin embargo, esto es una mezquindad. César Vallejo es el máximo poeta de la lengua española. Ningún otro se acerca a sus alturas. Ningún otro a su inventiva originalidad. Su pasión, patetismo, su emoción. Ninguno se compara a César Vallejo porque César Vallejo es incomparable. Bueno, tal vez sea una exageración, porque sí es comparable con Homero, Shakespeare, Pound, Li Bai, Bashô, y Baudelaire. Ese es el calibre del poeta.

Peisa.

Acerca de la edición que conseguí de Trilce, la de Peisa a cargo de Marco Martos y Elsa Villanueva, diré que es excelente si no son especialistas en Vallejo (o sea, casi todos salvo unas diez personas en el mundo), porque en verdad me hubiera sido imposible leerlo sin las excelentes aclaraciones de la página izquierda, donde explican el significado de una gran cantidad de palabras que desconocía. En este sentido, el trabajo de Martos y Villanueva no solo es impecable, sino sensacional. Ahora, manos a la obra.

¡Significados a la izquierda!

Trilce es una obra abstrusa. Puedes leer cada poema varias veces y no entender absolutamente nada. A veces puedes llegar a dudar del idioma en que está escrito, o si de verdad sabes leer en español. Pero yo te invito, piérdete en el poema. Toma uno (o dos) y léelo con atención, léelo con mucho amor. Léelo. De nuevo. Otra vez. Otra más. Déjalo. Vuélvelo a leer. Piénsalo. Ten fe. Hay mucha verdad en cada uno de sus versos. Confía en el poeta. Nunca dudes - imposible, yo sé. Nunca dudes.

Comencemos.

          I 
Quién hace tanta bulla, y ni deja
testar las islas que van quedando. 
Un poco más de consideración
en cuanto será tarde, temprano,
y se aquilatará mejor
el guano, la simple calabrina tesórea
que brinda sin querer,
en el insular corazón,
salobre alcatraz, a cada hialóidea
                      grupada. 
Un poco más de consideración,
y el mantillo líquido, seis de la tarde,
               DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES 
Y la península párase
por la espalda, abozaleada, impertérrita
en la línea mortal del equilibrio.

Tengamos fe en Vallejo. Él quiere decirnos algo. Veamos.

Parece que no puede cagar tranquilo. Tal vez está preso. Un guardia pasea lentamente su garrote entre las barras de la celda. Un prisionero inoportuno le habla, tal vez. Se distrae, pero, ¿en qué pensaba? Creo que él pensaba en sus cagadas; es decir, en la serie de eventos que desembocaron en César Vallejo arrojado en una cárcel. Aquí no importa el tiempo: lo que es tarde puede ser temprano para inagotables días de lo mismo. Todo el tiempo es tuyo para pensar en tus cagadas. O así debería ser, ¿no? - bueno, parece que no es así. Pero afuera también está todo lleno de cagadas - me dirás. Hay un valor fundamental en repensar todas las cagadas de uno, de la misma forma en que el guano es valioso y útil en los campos, lejos de su sitio natural, porque, tal vez, para ser del mar, para no ser de esta tierra, hagan falta unas cagadas.

Toda esta verborrea acerca del poema se justifica en el hecho de que hay caca por todos lados: "testar las islas que van quedando", "la simple calabrina tesórea", "insular", "se aquilatará mejor el guano", "salobre alcatraz" (que es un ave guanera), "mantillo líquido".

Hay varias discusiones aquí. Veamos. Según Martos y Villanueva, calabrina tesórea tiene que ver con cable y con tesoro, respectivamente. Interpretación plausible para cualquiera que ha visto a un ave cagar y para cualquiera que sabe que el guano tuvo alguna vez muchísimo valor. Para Arrizabalaga, del cual leí un muy buen artículo en internet, la frase en realidad sería más próxima a cadaverina tesonera, es decir, un persistente olor a muerto. Igualmente plausible.

Por otra parte, "se aquilatará mejor el guano" es, para mí, la frase más importante del texto. Examinar, apreciar, analizar la caca. Valorizarla. Sopesarla. Hay un mundo afuera en el cual la gente paga por las cacas. Podemos encontrar una crítica estética en ese verso. Plausible. O podemos pensar que siente que en verdad la ha cagado, y necesita pensar en qué hizo mal. También plausible. Más plausible, para mí. Nuestro destino grande va de tumbo en tumbo, cagada tras cagada. Sólo nosotros podemos encontrarle algún valor. Así que hay que testarlas, hay que aquilatarlas. Ahí tiene algún sentido el "salobre alcatraz", si entendemos que salado en nuestra cultura puede ser tomado como de mala suerte (te están cagando encima). Hacia el final del poema pide un poco más de consideración con el cautivo: si no lo dejan meditar en sus cagadas, todo pierde su sentido, estar preso se convierte en la crueldad, porque el tiempo no pasa, pero te haces viejo. Y, me parece, llega a alguna conclusión.

También hay quien dice (disculpen la ausencia de referencia, no he encontrado la bibliografía respectiva) que en la cárcel en la que estaba Vallejo los hacían cagar en grupo y en fila, uno al lado del otro. Además, les hacían harta bulla para que caguen rápido. Esto explicaría mucho. Por ejemplo, el final, que ya no sería una conclusión de tipo epifánico, sino Vallejo relatando, con mucho dramatismo, el asomo de la caca, la misma que no llega a salir del todo por la dificultad que implica cagar parado ("línea mortal del equilibrio") y por toda la bulla que le hacen al pobre hombre. Así que se queda con toda la caca dentro. Nada aporta al mundo, ni su voz, ni sus poemas (que son una cagada). Así las cosas, tiene sentido que sea este el primero de todos los setenta y siete poemas que componen Trilce.

          V 
Grupo dicotiledón. Oberturan
desde él petreles, propensiones de trinidad,
finales que comienzan, ohs de ayes
creyérase avaloriados de heterogeneidad.
¡Grupo de los dos cotiledones! 
A ver. Aquello sea sin ser más.
A ver. No trascienda hacia afuera,
y piense en són de no ser escuchado,
y crome y no sea visto.
Y no glise en el gran colapso.
La creada voz rebélase y no quiere
ser malla, ni amor.
Los novios sean novios en eternidad.
Pues no deis 1, que resonará al infinito.
Y no deis 0, que callará tanto,
hasta despertar y poner de pie al 1. 
Ah grupo bicardiaco. 

Tengamos fe en Vallejo. Él quiere decirnos algo. Veamos.

"Propensiones de trinidad". "Grupo dicotiledón". "Oberturan desde él petreles". (KHÉ?!) Comencemos. "Grupo dicotiledón" me sugiere una íntima unidad de dos. "Propensiones de trinidad" que existe una tendencia del dos a convertirse en tres. Digamos, si haces el amor con tu mujer siempre está la posibilidad de convertirse en tres. "Oberturan desde él petreles". Esta estrofa es la apertura y, aunque aún no ha sucedido nada, siempre se presagia el final en el origen. El petrel es un ave que vuela sobre mar profundo y, más importante aún, se alimenta de huevecillos de peces, moluscos y crustáceos. "Finales que comienzan" me dice que todo lo que tenía que decir ya lo dijo después, en el inicio. Ya el resto del poema serán puros estertores del origen. "...ohs de ayes" me parece el verso más genial del español. Me sugiere unas viejas escandalizándose de algo - un aborto por favor, para que "los novios sean novios en eternidad".

"Aquello sea sin ser más", "piense en son de no ser escuchado", "y no glise en el gran colapso", "No trascienda hacia afuera". Todos estos versos expresan el deseo de que algo no vea la luz, de que no nazca, que no se haga público, que no sea traído a existencia. Sin embargo, ya es muy tarde. La voz existe y se rebela contra el poeta. Ya es imposible negarle la existencia. Pero no quiere existir de cualquier modo: no quiere ser lo que separa, ni tampoco lo que junta. Es inevitable. Inacallable. Si das uno, no parará de resonar. Si das cero, callará tanto que a causa del silencio se despertará y pondrá de pie el uno. Si no es en esta preñez será en la siguiente, pero volverá la voz en medio del silencio. Porque nunca dejaremos de hacernos el amor. Porque nunca dejaremos de hacernos el amor hasta la muerte. Porque nunca dejaremos de hacernos el amor ante la muerte.

O tal vez todo esto sea una alegoría de lo difícil que le resultó la publicación de Trilce, en un plano personal. Porque todos los poemas son básicamente el poeta mirándose al ombligo. Nunca piensa en un lector, nunca en un oyente. No existe un público en Trilce. El poeta escribe únicamente para si mismo. En este caso, el idilio es entre el poeta y Trilce. Pero el poemario se rebela y exige ser puesto en la mitad del mundo. El tercero es el mundo, o el público, más específicamente. Todo lo dicho en Trilce fue pensado en son de no ser escuchado. Pero, nuevamente, sobreviene lo inevitable. Porque la poesía existe, la poesía es. Y hay que saber dejarla ir. Porque todo cambia cuando nace un hijo.

Finalmente, mucho he dicho que el poema puede decir esto o esto otro; sin embargo, en un poema, se dicen todas las posibilidades. Yo solamente digo: "miren, esto es lo que entiendo yo de estos textos, tras leer cada uno más de cien veces. No sé si es la verdad, si Vallejo quiso decir eso y no lo otro, pero esto es lo que vislumbré en su poesía". Y justamente creo que es ahí donde reside la potencia última de la poesía. En decirlo todo, absolutamente todo. A la vez.